Pareciera que finalmente fue identificado el verdugo de los decapitados por el Estado Islámico. El llamado “John, el yihadista” sería el londinense Mohammed Emwasi. A los servicios de inteligencia británicos les ha costado mucho trabajo concluirlo y, aunque los niveles de certeza aún no están en un 100%, las probabilidades de que lo sea son muy altas. Seguramente, ya viene siendo buscado y cuando lo encuentren lo someterán a un juicio al haber liderado el acto material de las ejecuciones de personas por el hecho de ser occidentales; sin embargo, el tema de fondo es mucho grave y está relacionado con la cuota de yihadistas que de Europa han partido -como Emwasi- para sumarse a las filas del EI. Los últimos cálculos son realmente alarmantes pues llegarían a los 5000, la gran mayoría de ellos jóvenes que han viajado hacia las filas del EI en Siria.

El Estado Islámico tiene los recursos

-controla 11 refinerías en el Medio Oriente, secuestra y cobra onerosos cupos por rescates- y la logística para captarlos; además cuentan con una televisora, el Al Hayat Media Group, y no contento con ello, se ha valido de las redes sociales para reclutar a más gente. Pero, ¿qué ha llevado a los jóvenes europeos a ingresar en las filas del terror? Hay diversas explicaciones, pero quizás la más transversal sea el hecho de que Europa, amén de la crisis que lleva a cuestas y que ha golpeado a varios de sus países miembros de modo letal, no estaría ofreciendo nada a jóvenes en condición marginal, los que se sienten frustrados y que son principalmente de origen árabe. Se ha creado un clima adverso para estos -la islamofobia- y allí es donde hay que trabajar. Los jóvenes bien encaminados superan cualquier adversidad. Al terror hay que vencerlo con la paz.