Irónico que mientras se difundía una simpática foto del embajador del Perú en Washington, Carlos Pareja, al lado del mandatario electo de Estados Unidos, Donald Trump, y se afirmaba que el futuro inquilino de la Casa Blanca mostró en ese encuentro su interés por estrechar las relaciones diplomáticas y comerciales con nuestro país, acá el presidente Pedro Pablo Kuczynski haya lanzado una muy dura crítica pública a quien desde mañana será su homólogo.

El presidente Kuczynski ha dicho el martes último en Lurín que con las políticas en materia económica que viene ofreciendo, Trump busca “crear miseria en el mundo”. Quizá estas palabras sean un nuevo episodio de la franqueza del mandatario peruano, quien ha admitido que por eso algunas veces mete la pata, pero lo cierto es que un gobernante no es un “inimputable” y alguien debería aconsejarle mejor antes de verlo lanzar ciertas expresiones.

No cabe duda que Trump es susceptible de muchas críticas, tanto por lo que propone como por sus actitudes personales. Ante eso, si la postura oficial del Perú es tan crítica con su administración que aún no empieza, como para lanzar ese cuestionamiento, entonces para qué tener al correcto embajador Pareja haciendo su trabajo en Washington ante un actor político que es considerado por el propio mandatario peruano como un creador de “miseria en el mundo”.

Dudo que ocurra, pero imagino que si Trump se enterase por ahí de las declaraciones del peruano Kuczynski sobre su futura administración y del calificativo que le ha lanzado a tres días de entrar a sentarse en el Salón Oval, le sabrá a chicharrón de sebo el gesto que tuvo de invitar personalmente a nuestro embajador Pareja a la ceremonia de toma de mando, que se llevará a cabo en el Capitolio.

El presidente de un país no es “opinólogo” ni un “analista” como para andar soltando dardos por ahí sin que algo pase. Quizá gente de la Cancillería debería reunirse más seguido con el mandatario, si es que quieren evitar que más adelante, ante un futuro encuentro con Trump, PPK tenga que tragarse discretamente sus palabras y poner su mejor cara. Ojo, este sano consejo no solo va en referencia al desde mañana gobernante de Estados Unidos, sino para todos los demás.

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