Ni a favor ni en contra, la bancada de Peruanos Por el Kambio se abstuvo en la votación para la interpelación a Martín Vizcarra, ministro de Transportes. Las razones del vocero Carlos Bruce son demasiado cortas, pues no se trata de un simple pedido parlamentario de información, ni siquiera de una estación de preguntas. Cuando fue citado Jaime Saavedra, votaron en contra porque sabían que la interpelación iba hacia la censura.

Y es el caso. Una posible censura a Martín Vizcarra no es para nada simple. Si lo fuera, PPK no habría hablado de hacer cuestión de confianza ni Zavala hubiera salido con su gabinete a respaldar a un ministro que no lo necesita.

No tienen ninguna certeza de que saldrá bien librado del impasse, pero se abstienen en una coyuntura complicada en la que la lucha contra la corrupción obliga. Si la bancada PPK no está alineada con su Presidente, la situación es más severa de lo que parece. Maltratar o censurar al primer vicepresidente comprometerá la gobernabilidad y la estabilidad, y permitirlo o propiciarlo pinta de cuerpo entero la anarquía o los intereses que dividen.

Vizcarra debe ser preservado por la sucesión que representa dentro de la constitucionalidad en un periodo plagado de turbulencias. PPK debería aceptar su renuncia, pues más vale perder un ministro que afectar la continuidad del régimen.

Es cierto que el Congreso debe ejercer sus funciones de fiscalización y pedir explicaciones sobre Chinchero, pero no debería permitirse maltratar y menos censurar al vicepresidente. Siempre hay un interés superior por el cual apostar. Que el ministro de Transportes dé un paso al costado y que su sucesor resuelva los problemas en torno a la cuestionada adenda del contrato. Mientras tanto, toca al Presidente ordenar su bancada, cuya independencia mal entendida lo deja desprotegido. Con congresistas así no necesita oposición.

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