Durante la semana que pasó, y debido a diversas informaciones difundidas por los medios de comunicación, los peruanos hemos visto cómo la delincuencia se burla de las autoridades del Estado, que no son capaces de actuar con la energía exigida por la población para poner a estos hampones a buen recaudo y lejos de la posibilidad de volver a delinquir.

Si seguimos así, vamos por muy mal camino en la tarea de poner freno al delito, pues nada se gana comprando patrulleros, teniendo más policías en las calles y dotando a estos de mejores armas y de tecnología si al final los ladrones de celulares, carteras y vehículos, que son los que más golpean al ciudadano de a pie, van a salir libres en cuestión de horas.

Un tema aparte son los menores de edad, considerados como “infractores” por nuestra legislación. Sin embargo, tengamos en cuenta que en muchas zonas del país, especialmente en la costa norte, es muy conocido que no hace falta tener un DNI celeste para cometer crímenes por el encargo. En Trujillo, por ejemplo, ya hemos tenido a sicarios que apenas llegaban a los 15 años de edad.

Es urgente que el Congreso, el Ministerio Público y el Poder Judicial se junten a trabajar por el bien del país. Si no tenemos las leyes necesarias para castigar al delito de menor cuantía, ahí están los legisladores para responder; y si el problema es que no se aplican las normas ya existentes por alguna razón poco clara, son los magistrados los que tienen la palabra. Lo cierto es que la cosa no puede seguir como hasta ahora.

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