GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Hoy los trabajadores no laboran o no deberían hacerlo. Es momento de hacer un alto en las tareas de producción para tributar homenaje a quienes contribuyen con su esfuerzo y talento en el desarrollo de la empresa y por supuesto del país.

Las relaciones entre el empleador y el trabajador históricamente no han sido siempre las mejores. La historia de las luchas sociales fue relevante en el siglo XIX a propósito de las reivindicaciones sociales que derivaron de la segunda revolución industrial, cuyo impacto directo e inmediato produjo enormes contrastes entre el empresario y los trabajadores.

Es verdad que fueron los movimientos de obreros fundados en las bases marxistas los que lideraron las luchas sociales, pero también que con el correr del tiempo se han convertido en los reclamos de lo que se entiende por lo justo.

En EE.UU. la histórica jornada de Chicago con la revuelta de Haymarket, del 1 de mayo de 1886, marcó el punto de quiebre de las referidas reivindicaciones sociales, obteniendo luego que la jornada laboral sea de 8 horas.

En el derecho laboral las reglas positivas quedan subordinadas a la protección superior de los derechos del trabajador. Tratar bien a un trabajador es una obligación del empleador y cumplir con sus responsabilidades laborales es un deber del trabajador.

El respeto es mutuo. Por la ausencia del poder material en el trabajador, el derecho protege pétreamente sus derechos extrapatrimoniales y patrimoniales. Un acto abusivo por el empleador puede llevarlo letalmente a la quiebra y concentrar sus preocupaciones en una acción indemnizatoria. El trabajador debe ser leal y respetuoso como pulcro y diáfano con su trabajo; el empleador, debe ser justo y agradecido y reiterarlo siempre al trabajador. La dignidad humana es el mayor tesoro del trabajador y siempre debe ser cuidada y reconocida.

TAGS RELACIONADOS