El último mensaje del presidente Pedro Pablo Kuczynski a los maestros en huelga, acerca de que está dispuesto a dialogar con los dirigentes con la única condición de que renuncien a la violencia, parece un buen propósito del Mandatario, pero también una decisión a destiempo y sin medir el volumen de sus palabras.

Apenas la semana pasada se habían reunido el primer ministro Fernando Zavala y la ministra de Educación, Marilú Martens, con los gobernadores regionales para analizar dicha problemática, que afecta a miles de alumnos del sector estatal. Tras la cita, se anunció que el último lunes los profesores comenzaban a trabajar sí o sí.

Asimismo, la ministra de Educación, Marilú Martens, se ha paseado por varias regiones diciendo que si los docentes no reanudaban las clases, empezaban los descuentos salariales y, en el extremo, desde mañana podrían empezar los despidos de los mismos.

Ahora, en un arranque de espontaneidad, el puente de Kuczynski con los propios profesores tira por la borda la supuesta firmeza con que hasta este momento había actuado el Ejecutivo. Por si fuera poco, PPK señala que ese mismo día recibirá a los maestros en huelga en Palacio de Gobierno, nada menos que en compañía de la ministra Marilú Martens y el premier Fernando Zavala.

El jefe de Estado se arriesga a que tras la reunión con los dirigentes de los profesores no haya humo blanco o que quede desairado por la horda de maestros que ven a la huelga como una oportunidad para hacer política bajo su plataforma de lucha. Y, puntualmente, de llegar a un acuerdo, quemar a los dos ministros que no pudieron solucionar una huelga. Es un juego peligroso.

Esperemos lo mejor para los miles de educandos que no pueden perder más clases.