​La familia imperial Fujimori

Keiko obtuvo el mayor puntaje en primera vuelta, su partido ganó la mayoría en el Parlamento y su hermano Kenji fue reelegido con la más alta cantidad de votos (alrededor de 260 mil), por lo que fácilmente podría convertirse en el próximo presidente del Congreso, aunque él diga que no quiere. ¿A qué se deben estas elevadas cifras? La respuesta es simple (y alarmante): un enorme número de peruanos no tienen memoria.

Hay quienes atribuyen el “éxito” de los Fujimori a su ingente campaña electoral. Es verdad que Keiko ha recorrido el país y ha trabajado (sí, ha trabajado en algo) arduamente en su campaña, financiada por fuentes secretas y cócteles en los que se recaudan millonarias donaciones… Así quién no se dedicaría a candidatear a tiempo completo. Pero también es cierto que una gran cantidad de los votos de FP son heredados de Alberto Fujimori, como él mismo lo ha dicho. Y es que los Fujimori son una suerte de panaca real (o, debido a su ascendencia japonesa, una familia imperial) que se resiste a dejar el poder.

En realidad, ni Keiko ni Kenji existen por sí mismos: son la extensión de su padre. Con el patriarca tras las rejas, los hijos han tomado su lugar y gobernarán desde Palacio o desde el Congreso, Dios nos libre, con poder absoluto.

Así, Kenji, el benjamín de los Fujimori, dada la aceptación que tiene en el electorado, podría convertirse en el próximo sucesor y su carrera política podría sobrepasar con creces a la de su hermana. A pesar de sus exabruptos y ataques a sus oponentes, de sus videos con su tío Vladi, y a pesar de “Puñete”, Kenji podría ser el siguiente.

Habría que preguntarse si sus comentarios en las redes sociales son un reflejo de su constreñido intelecto o una estrategia para ganar simpatías. En uno de sus últimos tuits, intenta desacreditar a PPK relacionándolo con los Fujimori. ¿Paradoja? ¿Autogol? ¿Golpe maestro? Solo él lo sabe. En otro tuit dice: “El fujimorismo como oposición es parte fundamental del histórico proceso q nos llevará a un 4to gobierno democrático ininterrumpido”. La verdad fue su letra.