La posibilidad de que Kenji Fujimori sea expulsado de Fuerza Popular ha generado reacciones de todo tipo. Es evidente que hay un corporativismo parlamentario a favor de la cúpula de este partido, pero la agudización de las controversias y confrontaciones decantaría en la ruptura del fujimorismo.

Los hermanos Fujimori no miran juntos en la misma dirección. Keiko Fujimori tiene su agenda propia y su único objetivo es ganar las elecciones de 2021. Kenji Fujimori no tiene tiempo para privilegiar metas electorales y les da prioridad a las necesidades familiares, principalmente a la libertad de su padre Alberto Fujimori. Por eso, ante la mezquindad de su bancada, impone la amplitud política, la flexibilidad y la pluralidad, virtudes políticas que generan consensos con el Gobierno. Una jugada inteligente, sabiendo que finalmente el presidente Pedro Pablo Kuczynski puede decidir la suerte de su progenitor.

Esta actitud de Kenji tiene mucha simpatía, fundamentalmente en el centro del país. Una ruptura de Fuerza Popular sería fatal para Keiko. Aquí los fujimoristas son simpatizantes o militantes de Fuerza Popular en agradecimiento al expresidente Fujimori por vencer al terrorismo y pacificar esta zona en los años noventa.

Como ejemplo, los tres congresistas de Junín, Federico Pariona, Sonia Echevarría e Israel Lazo, hicieron campaña usando la imagen de Alberto Fujimori. En calendarios, afiches y gigantografías, ponían fotos de ellos junto a la del expresidente, hoy encarcelado.

Además, parlamentarios fujimoristas de Huánuco, Pasco, Junín y Huancavelica firmaron una carta de apoyo a Kenji hace poco tiempo y se la enviaron a la lideresa del partido naranja, Keiko Fujimori.