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A esta altura del camino, ya podemos decir que tenemos un mandatario sui géneris, de otro molde, y habría que estar con la oreja bien parada porque PPK se ha convertido en una máquina de frases célebres, algunas para el aplauso y otras para la polémica, cuando menos. Oído a la música.

“Verónika Mendoza nunca ha hecho nada en su perra vida”. La lanzó en pleno fragor electoral y, como respuesta, obtuvo de la Vero los calificativos de “señor de la alta aristocracia” y “lobbista”.

“Hagamos una marcha al Congreso y no dejen morir La Oroya”. Cuando dijo esto ya era presidente electo y la crítica se recostó por el lado de que estaba chocando con otro poder del Estado y, de paso, fastidiaba a la mayoría fujimorista.

“No me preocupa que haya un poquito de contrabando”. Hasta el propio primer ministro Fernando Zavala puso mala cara cuando lo escuchó decir esta impronta, en Puno. “Después va a decir que no le preocupa un poquito de corrupción”, alegó al día siguiente Cecilia Chacón.

“Soy una persona liberal; si quieren fumar su ‘troncho’, no es el fin del mundo”. El escenario de esta cavilación presidencial fue la antesala de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC, en Cartagena de Indias, ni más ni menos.

“Tenemos que atraer a viudas y millonarias, europeas y americanas, para elevar el turismo peruano”. Fuera de bromas, si nos ponemos exquisitos, diríamos que la oración hasta suena discriminatoria, faltosa y puede tener el efecto inverso al que se busca. ¿O sea que una viuda misia no está invitada a la fiesta?

Así las cosas, no queda otra que advertirle -en buena onda- a nuestro sonriente Kuczynski que bueno es culantro pero no tanto. En la mayoría de citas camina por el filo de la navaja y ya es hora de amarrar los perros. Una cosa es gobernar con gracia y otra, buscar la desgracia. Específicamente en el tema de la marihuana, aunque no haya sido su intención, el mensaje puede llegar distorsionado, sobre todo a la juventud. Por ahí está el flanco peligroso de la expresión de marras y no hay “humor inglés” que lo resista.

Por un desgaste lógico, llegará el momento en que se le acabe esta aparente luna de miel con la población y, entonces, cualquier cosa que diga será evaluada con menos tolerancia y no necesariamente pintará como un chiste.

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