Verónika Mendoza, la supuesta mejor carta de la izquierda (por el Frente Amplio) para la Presidencia de la República, ha recibido sendos golpes de rivales potenciales que no solo le llevan años luz en preparación sino, además, en experiencia. No basta con poner un rostro joven si la mente partidaria aún es de dinosaurio.

Sus seguidores -novatos en su mayoría- ven en ella a la viva representación de la mujer joven, provinciana y luchadora que renunció al partido Nacionalista por seguir sus ideales, como la lucha de las minorías étnicas, la protección del medioambiente, la defensa de los homosexuales, entre otras batallas sociales que no son de ahora ni de propiedad de la izquierda.

Sin embargo, más que nuevas propuestas, Verónika Mendoza repite el viejo discurso que vengo escuchando de la mayoría de izquierdistas o de gente que dice ser socialista, como la verdadera inclusión social y la lucha por las minorías, algo parecido a lo que pregonaban Ollanta Humala, Nadine Heredia y su grupete nacionalista antes de asumir el poder.

A la izquierda no solo le hace falta un rostro nuevo sino la reforma integral de sus agrupaciones. Con Patria Roja y el Partido Comunista Peruano en la sombra de esta facción política, con ideas trasnochadas que tienen al materialismo dialéctico como su biblia, dudo que obtengan el voto masivo del peruano, y la historia de las últimas elecciones así lo remarcan.

Estoy de acuerdo con que la izquierda presente su propuesta presidencial, sea Verónika Mendoza o Yehude Simon, quien se ha comportado como el saltimbanqui político que cambia de camiseta según la ocasión. Lo que sí cuestiono es que más que un plan estadístico a futuro para el país, la izquierda solo ponga en la mesa a una figura decorativa.

Por lo pronto, para que Verónika Mendoza, la chica de 34 años de edad, cale de manera real en la conciencia ciudadana, debería cambiar el viejo discurso izquierdista de la lucha social vacía de propuestas innovadoras y democráticas. Digo esto último porque cuando se refiere a Venezuela -la pregunta del millón para la izquierda-, la joven cusqueña ha decepcionado siendo tan mantequilla y no frontal contra los gobiernos antidemocráticos.