La liberación de Wilfredo Oscorima, reelegido gobernador regional de Ayacucho para el periodo 2015-2018, luego de estar encarcelado más de un año en el penal de Cachiche, Ica, ha generado un nuevo terremoto político en la región Ayacucho.

Oscorima fue sentenciado en junio de 2015 a cinco años de prisión efectiva por el delito contra la administración pública en la modalidad de negociación incompatible en agravio del Estado, al comprar de forma irregular maquinarias valorizadas en 20 millones de soles.

El último martes fue absuelto por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de la República, lo que ha generado todo tipo de reacciones en Ayacucho.

Algunos están en desacuerdo total con la decisión del Poder Judicial y han lanzado furibundas críticas a este poder del Estado. Otros están muy preocupados por la inestabilidad política que se asoma. “Preocupa la reposición de la autoridad regional con serios problemas de trayectoria para seguir dirigiendo la gestión pública regional”, dijo la congresista Tania Pariona.

Sin embargo, también hay voces de respaldo. No pocas personas dicen que lo cometido por Oscorima solo fue un simple error administrativo al declarar en emergencia a Ayacucho y comprar directamente la maquinaria, “que se hizo con precio de mercado, sin intermediarios y de la misma Casa Ferreyros”, tal como argumentan los defensores del gobernador regional.

El gran problema es que en dos años y medio de la presente gestión regional no se avanzó mucho. Ayacucho sigue estando entre las regiones más pobres del país y la crisis política inmovilizó a este departamento histórico, pujante y lleno de colorido.