El último atentado terrorista ocurrido en Ayacucho, y que les costó la vida a dos soldados de la Segunda Brigada de Infantería del Comando Especial Vraem, ha puesto sobre el tapete las dificultades en la lucha del Estado peruano contra los remanentes de Sendero Luminoso. En los últimos meses, las emboscadas perpetradas por estos delincuentes en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro han tenido como saldo 7 efectivos muertos y 9 heridos, cifras que generan preocupación y que deben ser analizadas por el Gobierno para tomar acciones inmediatamente.

Si bien es cierto que uno de los principales problemas del país es la inseguridad ciudadana, el terrorismo en la zona del Vraem es un tema que también hay que resolver cuanto antes. La violencia se ha intensificado y la vinculación de los subversivos con el narcotráfico es evidente. Esto hace que se neutralicen las acciones delincuenciales y se pacifique esa parte del país.

Es una buena noticia que hace dos días en la provincia de Jauja, departamento de Junín, el ministro de Defensa, Jorge Nieto, haya presentado una nueva unidad militar especializada en contraterrorismo. Serán 400 de los mejores comandos del Ejército, la Marina, Fuerza Aérea y la Policía Nacional los que combatirán a los subversivos en el Vraem.

Actualmente son 8000 los efectivos que están trabajando en el Vraem y no necesariamente en actividades militares. Muchos laboran en la construcción de puentes y carreteras, aunque también en apoyo asistencial y de salud. El claro objetivo es identificarse con las necesidades de la gente y generar adhesiones.

Solo con decisiones contundentes militar y socialmente se vencerá a los terroristas de manera definitiva.