La lucha política en el caso del aeropuerto de Chinchero ha añadido en las últimas horas una preocupante crispación entre el oficialismo y la mayoría del Congreso. Es evidente un nuevo capítulo del enfrentamiento de poderes.

El presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, envió un mensaje contundente al fujimorismo: “Una cosa es el control político, otra cosa es el abuso de poder. Una cosa es fiscalizar, otra es obstruir”. Según el primer ministro, hay un obstruccionismo parlamentario que, basado en interpelaciones y censuras, busca amedrentar al Gobierno antes que proponer y corregir.

No tardó mucho en responder la presidenta del Congreso de la República, Luz Salgado. “Cumplimos con nuestro deber y por eso exhorto al señor ministro Zavala a que rectifique sus declaraciones poco democráticas”, dijo.

Lo único cierto es que se va a necesitar mucho más manejo y estrategia política para que estas disputas no generen desestabilización y caos.

Se dice que es cualidad de los que gobiernan saber escuchar y saber dialogar. Es momento de que tanto el Gobierno como el Congreso se pongan a la altura de su jerarquía y procuren solucionar los impases con diálogo y buenas intenciones.

Las recriminatorias y acusaciones no deben terminar en una guerra sin sentido. El mar de contradicciones y la grita diaria llevarán a los poderes del Estado a la absoluta inercia a la anulación, en circunstancias en que los peruanos quieren soluciones a sus problemas para lograr el tan prometido desarrollo.