La difusión del primer teaser (avance) de una película basada en la tragedia ocurrida en la discoteca Utopía hace 15 años y en la que murieron 29 jóvenes alborotaron desde hace algunos días las redes sociales, con opiniones más en contra, que a favor. No, no se esperó que se dieran detalles del guión, menos se quiso saber quienes están detrás de la dirección y tampoco se averiguó si los padres de los muchachos fallecidos aprobaron la historia en la que se basará la cinta. Todos los que destruían la futura película en mención -que aún no empieza su rodaje- no se tomaron la molestia de cruzar información para conocer que la trama, más que incluir escenas que tengan que ver con el incendio que provocó la desgracia, privilegiará la lucha de unos padres por conseguir justicia y de paso denunciar todas las argucias legales de las que se han valido los responsables para salvarse del peso de la ley. Pero dale, hay que opinar, decir y criticar a priori con solo un avance del filme, que valgan verdades despertaba suspicacias, pero no daba tampoco muchos elementos para dar un opinión contundente. Hay quienes hasta pretendieron descalificar lo ocurrido en la referida discoteca como tema para, luego de ser convertido en guión, trasladarlo una película. Pero ojo, si así fuera, que las tragedias no son válidas para recrear historias para la pantalla grande, nunca hubiéramos tenido películas sobres desastres aéreos, terremotos, naufragios y demás y nunca tampoco podríamos haber visto en el cine clásicos basados en episodios importantes de la Primera y Segunda Guerra Mundial, solo por mencionar dos momentos sangrientos de la historia que marcaron a la humanidad. Por si no lo saben, todo es válido en el sétimo arte como fuente de inspiración, y si hablamos de cine nacional no podemos dejar de mencionar como ejemplo palpable dos cintas basadas en hechos reales: La boca del lobo, de Francisco Lombardi, que recrea en la ficción la matanza de población civil ocurrida en Socos, en Ayacucho y Reportaje a la muerte de Danny Gavidia, que da su propia visión del motín ocurrido en el penal de El Sexto en 1984. La lista es larga, y se puede convertir en interminable si queremos dar ejemplos en la cinematografía mundial de cintas que llegan a las salas con guiones elaborados con base en hechos de la vida real. Dejando de lado la polémica, el bullying mediático y el desollamiento en las redes sociales, aquí lo que hay que tomar en cuenta finalmente es el resultado de la propuesta cinematográfica, sea inspirada o no en algo real. Eso se sabrá, no hay otra forma, cuando se prendan las luces de la sala luego de haber visto una película. Si la cinta fue bien lograda y consiguió cautivar a la platea por sus buenas actuaciones, guión, dirección, eso cada uno lo decidirá, bueno... y también los críticos. Y en el caso de Utopía -así se llamará el filme-, habrá que esperar hasta julio del próximo año para calificar si será o no una buena película. No nos adelantemos y dejemos la polémica para cuando tenga sentido, no ahora.