¿Es momento propicio para arreglar la Plaza de Armas de Trujillo?, ¿hay otras necesidades más urgentes que invertir unos 3 millones de soles en la refacción de la principal atracción del centro histórico?, ¿políticamente es correcto utilizar ese presupuesto, así ya esté oleado y sacramentado? Todas las respuestas tendrán voces a favor y en contra, pero la gestión de Elidio Espinoza debe cuidar bien el mensaje.

Es decir, si se le pregunta a un peatón, a un taxista o a una ama de casa si le gustaría que la municipalidad de Trujillo gaste ese millonario presupuesto para cambiar el piso de la plaza principal, una gran mayoría respondería que lo más urgente es lo que ve a diario: limpieza de los parques y el arreglo de las pistas.

Entonces, la administración edil debe reforzar su plan de trabajo para la reparación de las vías, mostrar más que está chambeando y que puede hacer las dos cosas a la vez: mejoro el centro cívico y también los alrededores. Pero, por ahora, eso no pasa.

Las principales vías muestran un calamitoso estado y nadie sabe para cuándo van a empezar los trabajos (vayan a la avenida Mansiche y vean las colas inmensas de vehículos porque no arreglan los tramos a la altura del complejo).

También tiene que dar muestras de cambio en cuanto al tratamiento de lo más sensible para los padres de familia y los niños: los parques. Estas áreas están hechas un desastre porque el Segat no se da abasto para arreglar estas zonas de esparcimiento. Sobra el estiércol de las mascotas y el pasto seco.

Si quieren refaccionar la plaza de armas, entonces, deben comenzar por satisfacer al ciudadano que está cansado de sentir la ausencia de la gestión municipal.

Así quede de maravilla la plaza principal, nadie le va a reconocer este gesto. Aquí hace falta política, de la buena, de la que avanza con una mano agarrando un termómetro y la otra un volante por si hay que hacer un giro inesperado. Todavía está a tiempo. Sería un gesto volcar ese dinero para mejorar los parques y las pistas de la ciudad.