Sin duda, la renuncia del congresista Víctor Albrecht a la presidencia de la comisión “Lava Jato” es respetable, pero no transparente. Por un lado, el parlamentario aseguraba hace apenas unos días que no iba a dejar el cargo en este grupo de investigación, y por el otro se retractaba indicando que dará un paso al costado para no enturbiar el trabajo del equipo. ¿Qué llevó al legislador a apartarse del caso más importante del país en la lucha contra la corrupción?

Tal vez su cercanía política con el otrora gobernador regional del Callao, Félix Moreno -con prisión preventiva por, supuestamente, haber recibido una coima de Odebrecht por una obra en su jurisdicción-, sea el agua turbia que ensucie la labor de la comisión “Lava Jato”, aunque lo haya negado en todos los idiomas. Pero el repentino golpe de timón genera más dudas que certezas.

“Presento ante usted mi renuncia al cargo de presidente de la comisión ‘Lava Jato’, en la certeza de que esta lucha contra la corrupción no debe ni enturbiarse ni entramparse. Dejo el cargo, pero ratifico mi profundo compromiso de seguir investigando, como congresista de la República representante de Fuerza Popular por el Callao, a esos grupos de poder acostumbrados a burlarse de la justicia en nuestro país”, precisa en su comunicado quien fuera cercano al grupo político Chim Pum Callao, precisamente de Félix Moreno.

Si de responsabilidades se trata, Fuerza Popular comete una vez más el error político de colocar en comisiones clave a personas fusibles, como Víctor Albrecht, blanco fácil de críticas debido a su paso por la administración pública en el Callao. Esperemos que, tal como manda el reglamento del Congreso de la República, quien asuma el puesto dejado por el parlamentario en cuestión sea un miembro de Fuerza Popular sin rabo de paja.