César Vento dejó de ser gerente general de Universitario de Deportes. Aquel personaje responsable de que la “U” tenga un inicio de temporada pomposo e impactante; el mismo que logró que Juan Vargas, Alberto Rodríguez, Aldo Corzo y Luis Tejada vistan de crema; ese que nos presentó a Arquímedes Figuera y Alberto Quintero, hoy es solo un recuerdo para el equipo de Ate. Y será un recuerdo recurrente para lo que resta de temporada.

Vento no fue un simple gerente, como lo dijimos líneas arriba, fue el responsable de que la “U” cuente con uno de los planteles más mediáticos del país. Lamentablemente para los intereses del club y del propio Vento, la inversión no generó los frutos que se tenía previsto cosechar. El primer gran golpe para esta gestión fue la temprana y traumática eliminación de la primera fase de la Copa Libertadores. Los planes financieros que se gestaron pensando en avanzar en el torneo se desarmaron de inmediato, el panorama, a partir de ese acontecimiento, se volvió desolador.

Repetimos, César Vento era más que un simple gerente. Más allá de que el actual administrador de la “U” sea Carlos Moreno, el gerente era quien posaba con los nuevos fichajes, quien respondía a las inquietudes de la prensa sobre la situación que vivía el club; en términos generales, era Vento la cara conocida de esta gestión. Por lo tanto, su partida no es menor, su renuncia no es normal e instaura un aire de inestabilidad en una institución en la que alcanzar la estabilidad -sobre todo financiera- es de por sí todo un reto. Su labor era trascendental; ojo, no estamos diciendo que haya sido buena o mala, sino que su cargo, por las características que presentaba era tremendo. Por lo mismo, Universitario está obligado a encontrar un relevo a la altura en un corto tiempo, alguien que tome las riendas del equipo y que, sobre todo, transmita calma.

Sobre el papel, Universitario no tendrá problemas para cumplir con los pagos de la planilla del plantel. Partiendo de esa realidad no debería existir ningún problema para que los jugadores continúen en el club. Sin embargo, todos los “grandes” refuerzos que llegaron por Vento y negociaron con él veían en el gerente alguien a quien acudir cuando las dudas laborales afloraban. Hoy Vento no está más y para nada resulta descabellado interpretar que la realidad ha cambiado por completo para esos jugadores. A eso también nos referíamos con la necesidad de estabilidad.

No tiene sentido quitarle peso a la salida de Vento. Lo ideal en este momento es encontrar a alguien que pueda asumir esa responsabilidad con entereza, ya sea dentro o fuera del club, y otorgarle al plantel una calma imprescindible para lograr objetivos. Esta administración atraviesa su punto más difícil a nivel institucional y deberá demostrar su capacidad superando el temporal.