Imagino que los pocos escuderos que le quedaban a Susana Villarán tras su incorporación a la plancha presidencial de Daniel Urresti, ayer deben de haber apagado la luz para irse, luego de ver la entrevista que dio a Canal N, en que defendió a Nadine Heredia apelando, como es su costumbre, al tema del género, a que ella cree en la presunción de inocencia y a otros argumentos que la alejan de la condición de “reserva moral” con que se promociona políticamente la exalcaldesa de Lima.

Para la señora Villarán, los que apoyaron la medida legal de la revocatoria que casi la manda a su casa en marzo de 2013 son “mafiosos”, pero sí saca cara por Heredia, pese a que mintió al país con el tema de las agendas en que se consignan anotaciones por varios millones de dólares que nadie sabe de dónde salieron, y postula a la vicepresidencia al lado de un candidato que afronta en el Poder Judicial un proceso por el asesinato de un periodista en Ayacucho.

La exalcaldesa habla de “acoso político” a la Primera Dama. Quizá no se dé cuenta de que la esposa del presidente Humala está como está por sus propias acciones, muchas de las cuales quedaron consignadas en sus agendas, las mismas que inicialmente intentó negar, para finalmente aceptarlas como suyas. A eso se suma que la señora Heredia intentó burlar a los peritos que la sometieron a la prueba grafotécnica, tal como informó ayer Correo. Claro, para la señora Villarán acá no pasa nada.

La señora suele calificar de “deshonestos” y “corruptos” a quien ella considera así, lo cual está muy bien si es justo y necesario, qué duda cabe. No obstante, primero debería aclarar de dónde salió la plata para evitar su revocatoria y explicar por qué con fondos públicos de la Municipalidad de Lima se contrató a la encuestadora Imasen para que, entre otras cosas, evalúe quién debía ser su candidato a teniente alcalde, una consulta que debió pagar su partido y no todos los limeños.

Lamentablemente, la señora Villarán ha entrado a formar parte del lado surrealista de la campaña junto a César Acuña y su “marcha de respaldo” ante las denuncias de plagio, Gregorio Santos postulando desde Piedras Gordas, Alan García aliado de Lourdes Flores, Yenni Vilcatoma con los fujimoristas, Olivera de candidato luego de su olvidable paso por el poder, Guerra García saltando de un día para otro de tienda “humanista” a “solidaria”, y demás situaciones insólitas propias de nuestro Perú.