Se dice de todo y se culpa a todos, y sobre todo cuando hay cosas que esconder. Desafortunadamente, las empresas brasileñas han corrompido a muchos. Los que estuvimos siempre contra Odebrecht sabemos cómo trabajan: no solo tienen en la nómina a los jefes sino a los subalternos. Con pequeños favores o con mucho dinero se compran las conciencias de muchos. Apena tener un expresidente que habría recibido coima; esto es cohecho y es un delito muy grave. Dicen que en la “delación” de Jorge Barata se acusa a 200 peruanos. ¿Será así?

Lo increíble es escuchar que las asociaciones público-privadas (APP) y sus adendas son las culpables de la corrupción. Hasta donde entiendo, los culpables de la corrupción son, en el Perú y en cualquier parte del mundo, los corruptos. El primer acto de coima de Odebrecht con Toledo, según el juez, sería la entrega de 20 millones de dólares al expresidente para que Odebrecht ganara la licitación de la Interoceánica Sur. Acá no hay adenda, no hay violación del marco de las APP, no se ha tocado el contrato, no. Lo que habría son corruptos que pidieron coima y otros que la pagaron a cambio de la construcción, operación y mantenimiento de una carretera. Lo que cabría analizar es cuánta es la utilidad de este “negocio” donde se transan estas coimas. Pero como fuere, ni las APP ni las adendas tienen nada que ver.

El país, para seguir adelante, debe aislar “Lava Jato” y que sea la justicia la que maneje este caso. El Congreso y el Ejecutivo deben continuar con sus tareas y los corruptos ir presos lo antes posible. Pero culpar a las adendas... ¡no pues!

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