Va quedando claro que la suerte del ministro de Economía y Finanzas, Alfredo Thorne, está echada tras la lamentable conversación que sostuvo con el contralor Edgar Alarcón, la cual se hizo pública. El funcionario ha dicho que no renunciará, y está en su derecho, lo que sin duda hará que el Congreso lo censure en los próximos días. Eso está claro.

Pero más allá de eso, quien asuma la cartera de Economía y Finanzas tendrá por delante un duro trabajo a fin de revertir la situación en que se encuentran nuestras cuentas. La cifra del crecimiento del PBI del mes de abril es muy preocupante, apenas 0.17 por ciento, mientras que nuestras proyecciones de crecimiento para 2017 van a la baja cada vez que se hacen públicas.

En mayo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajó la estimación de 3.5 a 2.7 por ciento, mientras que el viernes último el Banco Central de Reserva (BCR) redujo la proyección para este año de 3.5 a 2.8 por ciento.

Esas cifras son delicadas si tenemos en cuenta el gran bolsón de pobreza que aún subsiste en nuestro país, pese al crecimiento sostenido de casi década y media. Por ahora seguimos en azul, pero se necesita mucho más.

El presidente Pedro Pablo Kuczynski dijo el viernes último que ya tenía reemplazo para Thorne, y ojalá que ese “plan B” sepa desde hoy cuál será su principal reto en el MEF, una cartera técnica que jamás debió “contaminarse” con diálogos como el que hemos oído todos los peruanos, pues hay importantes temas pendientes en materia económica como para estar haciendo visitas de este tipo a otros funcionarios.