Solo un inseguro o un acomplejado jamás movería un solo dedo para empoderar a la mujer. El mundo sigue cambiando, y el inexorable camino para la sociedad internacional patriarcal imperante terminará dando paso al esperado estadio de la igualdad de género, que no es otra cosa que la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres. Las mujeres no quieren ser tratadas mejor que los hombres. Ellas, en su elevado criterio de lo justo, jamás lo permitirían. Lo que buscan es que por ser mujeres no sean discriminadas. Una mujer valorada por el hombre es aquella sobre quien no se tiene pena ni lástima. Al contrario. Las mujeres buscan el espacio y la oportunidad para mostrarse tan capaces como los hombres. Los que no aceptan esta premisa son machistas, aunque digan que no lo son por no pegarles a sus esposas, hijas, etc. Las mujeres han avanzado más de lo que se pueda uno imaginar, y eso nos alegra. Cuando mis tres hijas tengan edad suficiente para desenvolverse plenamente solas, quisiera que la sociedad haya empoderado lo más posible a las mujeres. La mejor forma de hacerlo será por la educación y no solamente por la variable económica. Es verdad que una mujer con independencia económica es más libre y está menos propensa a la violencia del varón, pero tener dinero no es una garantía de que no será violentada. Una mujer educada puede dominar a un hombre abusivo o violento y su preparación le da más recursos para neutralizarlo. El empoderamiento debe ser cultural. Las mujeres deben hacerse respetar desde la infancia y jamás permitir que el compañerito del aula las insulte o pegue imitando al papá en casa. La buena educación cuesta. La que se gesta en el hogar también, pero felizmente no es medible en dinero sino por el esfuerzo de los padres. Hagámoslo. ¡Feliz Día Internacional de la Mujer para todas las peruanas y no peruanas que viven en el país!