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Prematura, sería la definición para calificar la disputa que se vive al interior de Fuerza Popular. Las tormentas de antagonismo han desembocado en dimes y diretes que podrían producir salidas notables en esa agrupación, aparentemente sólida y hasta monolítica. La vorágine parlamentaria parece resquebrajar al fujimorismo, luego de que hace poco tiempo sucediera también una situación parecida en Peruanos Por el Kambio.

La congresista Yeni Vilcatoma no la pasa bien en Fuerza Popular después de enfrentarse públicamente a su colega Úrsula Letona. Su punto de vista sobre algunos proyectos de leyes ha generado adhesiones, pero también duros cuestionamientos. Otros, como Lourdes Alcorta, intentaron minimizar la crisis diciendo que la pugna interna era intrascendente. Sin embargo, la realidad degrada ese concepto. Estas desavenencias preocupan y en el mejor de los casos para el fujimorismo, la posición de Vilcatoma se tiene que interpretar como una advertencia.

Lo que se puede poner en tela de juicio es la credibilidad de Fuerza Popular en asuntos tan sensibles como la transparencia y fiscalización. No es un secreto que la salida de Yeni Vilcatoma de sus filas mellaría la imagen de esa agrupación, se debilitaría porque la congresista es uno de sus estandartes más notables en la lucha contra la corrupción.

Ante esta coyuntura, algunos congresistas han argumentado que la falta de experiencia les está jugando una mala pasada y por ello suceden estas descoordinaciones. Lo cierto es que no se necesita ello para actuar con disciplina ante el impulso y con carácter frente a las desviaciones de un determinado plan.

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