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En su primer mensaje al país como presidente, Pedro Pablo Kuczynski ha asumido grandes compromisos especialmente en materia de salud, educación y formalización del empleo. También ha prometido agua y desagüe a los más pobres. Del mismo modo ha dicho que no habrá tolerancia ante la corrupción, que seremos un faro de civilización en la región y que en el 2021 estaremos en el exclusivo club de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

En materia de salud ha ofrecido la desaparición de la anemia y el acceso universal a servicios públicos de calidad, especialmente a los que están expuestos a tuberculosis, sida, males mentales y cáncer. Sobre la educación nos ha dicho que en 2021 todos los peruanos podrán acceder a educación inicial, primaria, secundaria, superior y universitaria en todos sus niveles. No es poca cosa y es de esperarse que todo se haga realidad. No podría haber un solo peruano que no espere que así sea.

Sobra la economía, el Mandatario ha anunciado la reducción en un punto porcentual del Impuesto General a las Ventas (IGV) desde 2017, la ampliación de la base tributaria y, sobre todo, la reducción del empleo informal, esa tara que hoy impide a millones de peruanos acceder a un fondo de pensiones, a la asistencia de salud y hasta a gozar de un mes de vacaciones pagadas. Bien merecido el aplauso que PPK recibió al hacer estas propuestas.

Sin embargo, un punto débil de su exposición de 40 minutos ha sido el tema de la seguridad ciudadana. El Jefe del Estado nos ha ofrecido entregar en el 2021 un país seguro donde no habrá crimen impune. Quizá el Mandatario pudo ser más específico en cómo lo hará, teniendo en cuenta la gran expectativa que existe entre los 32 millones de peruanos que vivimos a merced de asesinos, asaltantes, extorsionadores y demás.

Hemos tenido un discurso diferente, bien articulado, con visión al 2021 y en líneas generales con metas muy claras. El tema de la violencia callejera ha sido quizás el punto más flaco que ojalá sea revertido con acciones concretas a ser tomadas desde las próximas semanas, pues como lo he señalado hace poco en este mismo espacio, cada día que pase se irán perdiendo más vidas como las de la cambista asesinada el miércoles último en el corazón de San Isidro. 

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