Un nuevo año, esperanza plena, volver a empezar, dejar atrás lo que nos dolió, para muchos el inicio de algo bueno. El 2017 llegó y por qué no proponer nuestra lista de deseos. Resumidos, concretos, directos. ¿Por dónde empezamos? Hay tanto por pedir, como por ejemplo que las radios locales de una vez por todas den espacio a tanto talento nacional que no escatima gasto, esfuerzo y trabajo para grabar un disco y que se estrelle con la nula difusión. Lo mismo sucede en los canales de señal abierta, que solo le ofrecen a cantantes y bandas unos segundos al final de algún espacio de entretenimiento cuando ya están poniendo los créditos finales. ¿Sería mucho pedir también que en los programas de música criolla dejen de tocar las mismas canciones y renueven su repertorio? Y qué les parece si a los productores de los tan vapuleados realities dirigidos a los jóvenes les roguemos encarecidamente que quiten de una vez todos los romances y las broncas entre sus integrantes, para dar paso a las verdaderas competencias. ¿Nos harán caso? Sería un sueño imposible que algunos de nuestros noticieros matutinos no nos ofrezcan como desayuno diario solo la noticia roja, el video en exclusiva del último asalto y el microondas en vivo y en directo desde el velorio de la nueva víctima de la inseguridad ciudadana. Nadie dice que la oculten, pero exacerbarla... Deseo sincero también es que los programas llamados de espectáculos que se transmiten en la televisión no solo incluyan a personajes mediáticos, esos cuyo único talento es el bochinche, el escándalo, la palabra gruesa que es celebrada por los conductores para que finalmente los protagonistas de esas historias luego exploten su “popularidad” auspiciando, mediante banners, a peluquerías de lujo y eventos de moda. Crucemos también los dedos para que las telenovelas turcas dejen de ser las engreídas de la programación de Latina, y de una vez saquen del baúl la telenovela “De mendigo a millonario” que se grabó hace dos años y que parece seguirá durmiendo el sueño de los justos. Se pide que crezca la oferta televisiva local, pero muchas veces se tiene miedo de arriesgar. Deseos y más deseos. Que el cine peruano siga llevando público a las salas y que la oferta de contenidos sea diversa, no solo de comedias vive el sétimo arte. Hay esperanza, mucho talento, mucho en todos los géneros del espectáculo, hay que reivindicarlo, resaltarlo, hacerlo grande. Lo tenemos todo. Feliz 2017.