El “boom de los jales” sigue dando que hablar. Primero fue PPK reclutando a Carlos Bruce, Juan Sheput y Fernando Rospigliosi. En tanto, Alan ya tiene en sus filas a Álex Kouri y Keiko Fujimori convenció a Vladimiro Huaroc y espera las respuestas de las exprocuradoras Yeni Vilcatoma y Julia Príncipe. César Acuña no se queda atrás y al margen de tener en sus filas a Virgilio Acuña, Humberto Lay y probablemente a Roberto “Chorrillano” Palacios, hace poco presentó como parte de su equipo a Carlos Gómez Cahuas, un general de la Policía que fue pasado al retiro en 2013 por el irregular resguardo a la casa del exoperador montesinista Óscar López Meneses.

Es importante que los candidatos presidenciales, sus asesores y equipos de campaña sepan elegir a sus acompañantes con miras a las Elecciones Generales de 2016. El entusiasmo, el exceso de confianza y las urgencias pueden afectar la objetividad y la escrupulosidad para definir a los candidatos y personajes que nutran a los diferentes grupos políticos. Se necesitan filtros para evitar la llegada de gente con un pasado lleno de sombras.

Los candidatos tienen que afinar sus agrupaciones políticas, definir el trazo por el cual caminar y sintonizar con la población con personas idóneas e intachables. Deben recordar que su responsabilidad no solo es elegir lo mejor para su partido sino, fundamentalmente, lo mejor para el país.

La clase política está desacreditada, pero es momento de no seguirse equivocando y emerger como metáfora de lo posible en una población cargada de pesimismo por razones obvias, incluida la mala gestión del gobierno de Ollanta Humala. El país ya no quiere más saltos al vacío.