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Cuando David Byrne, fundador y compositor de Talking Heads, decidió apostar desde su sello Luaka Bop por la llamada “world music”, la afroperuana fue una de sus prioridades, de eso, hace 21 años. Tras un trabajo arduo de investigación lanzó “Afro-Peruvian Classics: The Soul of Black Peru”, disco en el que incluyo clásicos del género con intérpretes y agrupaciones que merecían estar en la lista y los únicos que incluyeron dos temas en el disco fueron Perú Negro, Chabuca Granda y la gran Lucila Campos con “Samba Malato” y “Toro Mata”. Además, el rostro de la talentosa cantante apareció en la portada, sonriendo, en pleno canto, mostrando en esos ojos vivaces el alma de un pueblo que se mostraba al mundo. Y no fue una mera coincidencia que Byrne la eligiera, Lucila Campos es una intérprete cuya influencia musical es inmensa, con un estilo único, una voz potente, impresionante. Lucila no es “la reina de las polladas” como algunos la llaman, evidenciando ignorancia, convirtiendo una anécdota en su vida, en el principal logro de su carrera artística. Lucila Campos fue la voz de Perú Negro, emblemática agrupación que paseó su arte por el mundo entero, Lucila es la de los primeros éxitos radiales del género afroperuano, la que grabó los clásicos primero que todas, Lucila también es la de “Valseando festejos”, una exquisitez musical junto a Óscar Avilés que marcó época y récord de ventas. Eso y más es ella, no como la quieren ver los que no saben de su trayectoria. Siempre bien puesta sobre el escenario, disciplinada, respetuosa de su arte, pícara como pocas, y sobre todo influyente hasta hoy, en medio de una industria que no propone nada nuevo, que solo se conforma con el éxito asegurado. Lucila Campos no vive buenos momentos, la enfermedad, la tragedia y la ausencia le quitó la sonrisa. Ya no canta, tampoco puede, eso la viene apagando de a poquitos y en los últimos días nos dio un susto que preocupó. Está bien atendida, pero cualquier cuidado es poco, ella merece más, como todos nuestros cantores. Pero los homenajes que no solo se queden en diplomas y medallas que se destruyen con el tiempo, queremos que Lucila se sienta querida, protegida, que sepa que lo que aportó a la música peruana quedó en la historia. Es tiempo de hacerlo, la intérprete de “El mayoral”, “Guaranguito”, “No te he dado motivo”, lo dio todo, es hora de que sepa que su voz es la de todos y lo reconocemos.