Esta semana mostramos en mi programa de Willax TV un nuevo testimonio de José Ponce Ruíz. El reportero Óscar Quispe viajó a encontrarlo. Sabíamos que estaba vivo y que reafirmar su verdad era importante para esclarecer las violaciones a los DD.HH. ocurridas en Madre Mía, bajo las órdenes de Ollanta Humala. Ponce es el último sargento que queda vivo de la tropa que recibió las órdenes de Humala, tras su oscuro paso en 1992.

Lo que determinó el nuevo testimonio de Ponce fueron las falsedades que se dijeron de él.

Cuando revelamos el relato que grabó para La Ventana Indiscreta, y que nunca salió al aire, nos

cayeron los defensores del “Capitán Carlos”. Hasta el propio periodista que grabó en el 2006 su denuncia despreciaba su trabajo, enlodando honras sin el menor empacho. A él se sumaron los mismos torpes que, por conveniencia o boludez, han defendido a Humala cegados por el odio que nubla su trabajo.

No se imaginaban que Ponce siguiera vivo o, lo que es peor, no esperaban que se ratificara en sus acusaciones. Ponce desea hoy colaborar con la Fiscalía para llegar a la verdad y cerrar así la historia de horror que relató para nosotros. Yo sé que los bobos que lo calumniaron jamás van a rectificarse. No espero menos de ellos. Solo queda el trabajo cumplido y el deseo de que la Fiscalía pueda terminar una investigación que, como se vislumbra, permita abrir un nuevo juicio por Madre Mía. Esta vez sin la conveniente sentencia del juez San Martín, quien, pese a las evidencias, limpió a Humala. Como lo dije la otra vez, el tiempo nos va dando la razón y la verdad avanza, lenta, pero firmemente.