Magaly Medina no pudo haber tenido mejor promoción para su debut como conductora del noticiero 90 Matinal que la difusión de un video en el que “cuadraba” a medio mundo durante uno de los ensayos del espacio periodístico, frente a sus compañeras del informativo y de su productor, que también recibió “su chiquita”. El videíto se convirtió en viral, todo el mundo para bien o para mal habló del asunto; su nombre volvió a los diarios, a las redes, a ciertos programas de televisión que comentaron del asunto. Que el video lograra su objetivo, calculado, sembrado, o filtrado por alguien que no ve con buenos ojos a la periodista es lo de menos, la “Urraca” volvió a ser el centro de atención con una suerte de declaración de principios que ella necesitaba hacer tras una larga temporada de ausencia de las pantallas. “Recuerden: no soy un busto parlante”, “A la gente le gusta verme gesticulando, mi cara”, “Me parece que tres son multitud, aquí y en la China”, frases que se escucharon en el ya famoso video y que representa en pocas palabras lo que ella estaba dispuesta a exigir en el giro de timón en su carrera, así no esté en la mejor de sus épocas televisivas. Por lo que se vio en esas imágenes, Magaly quiere mantener intacta esa personalidad que le dio vida durante los años que ejerció el periodismo de espectáculos en la televisión, y que marcó un estilo que ha generado hoy “alumnos muy aplicados” en pantallas. Pero esta vez es distinto, y ella lo sabe, no es tan ingenua para creer que será fácil que de la noche a la mañana, el público que la seguía en su programa estelar de ATV la acepte lejos del raje y hablando sobre inseguridad ciudadana, cuando ella se hizo de un lugar en la televisión local con un sello que, nos guste o no, trascendió por el exceso y hasta dio origen a una televisión que muchos critican, pero a la vez ven con avidez en una suerte de doble moral. Allí está su reto, fuerte, complicado, pero reto al fin. Unos la descalifican sin haber empezado, pero ¿por qué no celebrar el cambio? Todos podemos reinventarnos, cambiar, apostar por algo nuevo sin que te recuerden el pasado toda la vida. Aunque, finalmente, quienes los que determinarán si Magaly Medina tomó la decisión correcta de plantarse frente a un noticiero será el público, esos televidentes que te pueden querer con locura, pero también te dan la espalda en el momento menos pensado.