Cuando recién empezamos a explorar el Perú como organización, teníamos claro que había que construir cada parte del proceso desde cero. Cómo llevar a cabo una expedición, con quién contactarnos, quiénes serían nuestros guías, cómo conseguir especialistas que se sumen y qué gente estaría dispuesta a colaborar con nuestra iniciativa y compartir nuestros valores. Era importante no perder el objetivo de registrar productos, pero las historias siempre nutrían estos viajes de datos adicionales, que escapaban casi siempre del plan inicial de encontrar “eso”. En esos comienzos nos movía un producto. A partir de la búsqueda de algo específico podíamos planear un viaje, y después encontrarnos con que ese producto podía terminar no siendo el personaje principal, sino uno de varios hallazgos importantes. Nuestro trabajo se iba nutriendo de experiencias. Y seguíamos corrigiendo y mejorando el proceso.

PROYECTO ATERRIZADO. Financiar una iniciativa con un restaurante sabíamos que era lo que teníamos que hacer, y nuestras ganas de llevarlo a cabo y rápido hacían que fuese la única alternativa. Mirando atrás, en ese proceso que hasta ese momento sucedía más por curiosidad e intuición, y que se formulaba recién, seguro hubiese sido complicado encontrar un aliado que apostara por un grupo de gente muy entusiasta y joven, con un restaurante como respaldo único del proyecto en marcha. Hace cinco años nos hubiesen creído viajeros soñadores, y ahora seguimos soñando pero aterrizando realidades.Hemos aprendido un montón en el camino, y hoy los viajes de Mater tal vez son menos espontáneos. Si bien nos sigue guiando la curiosidad, hoy está mejor dirigida. Nuestras decisiones ahora tienen que ver con que el crecimiento demanda más responsabilidad y nivel de compromiso. Eso no significa que dejemos de divertirnos, o de ilusionarnos con cada lugar nuevo, o con la posibilidad de encontrar un origen para un ingrediente. Significa que nuestro trabajo requiere un nivel de profesionalismo mayor, en el cual es importante que nuestras intenciones de estudio vayan de la mano con expertos y acciones a tomar.

UN NUEVO COMIENZO. El proyecto más ambicioso que tenemos ahora entre manos lo tomaremos con mucha seriedad, y es el proyecto de Cusco, que determina nuestra descentralización. Sabemos que el mundo del Ande al que nos enfrentaremos es todavía uno nuevo para nosotros, y asumimos esa ignorancia. Definitivamente preferimos decir “no sé” antes que equivocarnos. Por eso un ingeniero nanotecnólogo, un economista ambiental, un antropólogo, y un arquitecto se han sumado a nosotros para investigar con seriedad y ser profesionales, pues el proyecto lo exige. Iremos a paso seguro. Tenemos confianza en que resultará ser de las cosas más gratificantes y satisfactorias que hemos perseguido, y que Mater seguirá creciendo y tal vez de la mano con más organizaciones que compartan nuestra visión a futuro.Gracias a Marino Morikawa, a Gonzalo Urbina, a Francesco Ezio y a Rafael Freyre por este nuevo comienzo.