Alguien logró convencer a la “línea dura” de Palacio de que la reunión de ayer era más que necesaria en un contexto en el que, para variar, la oposición dura al régimen hace rato dejó de estar donde debería (el Congreso) y se ha trasladado a los medios de comunicación y desde ahí a los tribunales.

Así, mientras Ana Jara se juega su última carta de sobrevivencia en el gabinete con este llamado (y que ha sido solo atendido por la oposición light), desde los medios siguen apareciendo más denuncias, las que algunos entienden como parte de una guerra de facciones al interior del Gobierno: tras los casos de reglaje y seguimiento por parte de la Dini, Nadine y su familia ahora vienen recibiendo una andanada de denuncias por dineros no justificados e inversiones inmobiliarias sin sustento.

Recalco lo de última carta de la titular de la PCM, porque, efectivamente (según información que merece la mayor credibilidad a la que este columnista tuvo acceso), Jara intentó por todos los medios convencer al Presidente de prescindir de varios ministros para lograr el concurso tanto del fujimorismo como del Apra en la reunión de ayer, pero la negativa fue categórica.

No hay que ser adivino para saber quién encabezaba esa lista corta de despedidos. Así es, el lenguaraz titular del Interior. Por ello, lo que usted vio ayer en Palacio en realidad es el Plan B o quizá C de Jara. Ella ha preferido esta foto incompleta e irreal antes que decirles adiós a sus jefes, pues pondera no solo un deber de fidelidad sino de agradecimiento por el poder que ostenta.

En tal sentido, el peso propio con el que Jara arrancó auspiciosamente su gestión hoy se ha diluido al extremo que ni siquiera tiene el aval para echar a andar la senda más sensata para el momento actual y una transición que ya se inicia.

En cuanto a los temas de fondo abordados ayer, ni siquiera tendrán viabilidad en tanto la agenda legislativa acumula una serie de pendientes, como la censura a Figallo, por ejemplo, que son eludidos por la señora Solórzano en coordinación con su jefa en Palacio, y porque quienes representan más de la tercera parte de los votos para aprobar varias de las cosas solicitadas por el oficialismo ayer no estaban.

Las cosas como son. Tomemos lo de ayer como un clamor de tregua de Ana Jara, así le hayan llamado diálogo.