Es difícil digerir la versión de los fujimoristas de que nos les preocupa un eventual cierre del Congreso de la República (que además sería como darles de su propia medicina). ¿Ustedes creen que, en unas nuevas elecciones, sacarían la misma cantidad de representantes? Nosotros lo dudamos.

Aunque ambos bandos no lo acepten, para gran parte de la población el oficialismo y la oposición cogobiernan el país y, en esa perspectiva, PPK y Keiko, la mandamás de Fuerza Popular, son corresponsables directos de la crisis que vive el país.

Las cosas claras y el chocolate espeso: aquí hay desidia, abulia y falta de liderazgo de parte del Gobierno y, del otro lado, obstruccionismo, piedras en el camino, crítica incansable y un uso y abuso del control político. “Tampoco, tampoco”, como diría Kenji Fujimori.

Pero, bueno, ya está. Los “naranjas” se salieron con su gusto: tumbaron al gabinete Zavala, despacharon a Marilú Martens -cómo se le habían prendido- y el presidente Kuczynski se ha visto obligado a estructurar un gabinete parchado (no tiene cuadros para hacer cambios en todas las carteras).

Lo extraño es que ahora Meche Aráoz, la flamante presidenta del Consejo de Ministros, sí es santa de la devoción de Héctor Becerril, el lenguaraz vocero alterno de FP, cuando siempre le tuvo ojeriza, y una muestra es este tuit del 29 de mayo de 2016: “Sra. Mercedes Aráoz, q Ud. tiene las manos manchadas d sangre no lo digo yo, lo dice todo Amazonas...”. ¿Entonces?

Y es que, claro, estamos ante políticas de conveniencias y conveniencia política cuyo horizonte es el 2021. Lo demás es cuento.