Durante varios años se observaba que varios alumnos terminaban la secundaria a los dieciséis años y en algunos casos con menos edad, sin la madurez cognitivo-intelectual y socioemocional que debe corresponder a un egresado de la básica regular. Obedecía a que varios directores de los planteles no respetaban las edades para que los estudiantes fueran matriculados en los grados respectivos, fundamentalmente, en las aulas de inicial y primero de primaria.

Esta situación anómala (al no guardar correspondencia con el desarrollo evolutivo de los educandos) no aseguraba -salvo excepciones- el desarrollo óptimo de los aprendizajes mentales, motrices, sociales, afectivos y comunicacionales. Para terminar con esta distorsión pedagógica, el Ministerio de Educación el 2011 decidió poner orden estableciendo que era necesario para que los niños y niñas se matriculasen en las aulas de 3 a 5 años (6 años para primero de primaria) haber cumplido las edades respectivas al 31 de marzo. Para que los alumnos que ya estaban en el sistema educativo podían matricularse excepcionalmente al cumplir sus edades al 30 de junio. En el año 2015 ya no hubo excepcionalidad. Esto quiere decir que no debiera haber ningún alumno al 2016 para matricularse en primero de primaria que cumpla 6 años después del 31 de marzo

¿Qué ha pasado para que ahora las autoridades del Minedu anuncien que hay una gran cantidad de estudiantes que pueden matricularse excepcionalmente al 30 de junio de este año? ¿Cómo es posible que los encargados del Sistema de Apoyo a la Gestión de las Instituciones Educativas (SIAGIE) que tiene registrados a todos los estudiantes del sistema educativo no hayan detectado esta situación? Esto, por decir lo menos, es muy preocupante.