Si alguien se atrevía a afirmar que la delincuencia está en retroceso y que se va ganando el espacio al hampa, ahí tiene ante sus ojos el asalto con asesinato ocurrido durante la mañana de ayer en pleno jirón de la Unión, a muy pocas cuadras de Palacio de Gobierno, donde una humilde trabajadora de limpieza municipal fue alcanzada por las balas de un grupo de delincuentes que pretendía robar a un cambista en medio de cientos de transeúntes.

Si esto ocurre en el céntrico jirón de la Unión, donde se supone que hay vigilancia y cámaras de seguridad apuntando en todas las direcciones, a plena luz del día, qué más podemos esperar los peruanos. Dónde podríamos sentirnos seguros luego de ver las imágenes de los delincuentes disparando al aire en su huida por el jirón Cusco, mientras a su paso dejan una persona muerta y cuatro heridas tras un intercambio de tiros.

Es una lástima que por la mañana hayamos tenido al ministro del Interior, Carlos Basombrío, anunciando la caída de una banda de ladrones en el Callao, y que horas después nos enteremos de que el hampa ya ni siquiera siente temor de dar un golpe en el centro de la ciudad. Si hace poco nos escandalizamos viendo un robo similar en la zona de Mesa Redonda, lo de ayer es una de las mayores osadías de un tipo de delincuencia que debe ser frenada de inmediato.

Y si en medio de todo vemos que el Poder Judicial y el Ministerio Público en algunos casos parece que trabajaran a favor de los delincuentes, notamos que el panorama de la inseguridad ciudadana sigue siendo muy sombrío por más que cada cierto tiempo se den los famosos “megaoperativos”, que ojalá sigan, pero que en la práctica no están ayudando a frenar el tipo de delito que más afecta al ciudadano de a pie.

Lamentablemente, lo sucedido ayer, en medio de enfrentamientos políticos entre la oposición y el oficialismo y, de manera insólita, también entre el presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, y representantes de la bancada del Gobierno, nos hace ver que, más allá del pleito del día a día, existen grandes problemas que buscan solución, como el de la delincuencia, que sigue siendo uno de los más álgidos por más que últimamente se diga que ya no es tan así.