El gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski tendrá que hacer un arduo trabajo para recuperar las inmensas pérdidas que han sufrido los agricultores de toda escala, y en general el sector Agricultura y Riego, ante las inundaciones generadas por el llamado Niño costero, que especialmente en el norte del país ha barrido con cientos de hectáreas de sembríos.

Las imágenes del Bajo Piura captadas por los medios de comunicación desde el aire ilustran la magnitud del drama.

Lo mismo se observa en los alrededores de Chiclayo por acción del río La Leche.

Las aguas de los ríos desbordados han barrido con lo que hasta hace poco eran inmensas tierras de cultivo que sostenían la economía de cientos de familias y empresas con sus respectivos trabajadores.

Parte de la ayuda debe estar orientada a atender a los agricultores, especialmente los más pequeños, que tienen deudas pendientes con los bancos privados que supuestamente iban a honrar con la comercialización de los productos cosechados de las chacras que hoy se encuentran bajo las aguas traídas por el Niño costero.

En el Perú estamos cansados del nefasto populismo en el sector agrario. Sin embargo, ante una situación como la que estamos viendo en este verano que se va, es evidente que el Estado tiene que apoyar decididamente a los afectados, pues las pérdidas son millonarias y perjudican a miles de familias de la costa norte e incluso de los alrededores de Lima, hasta la provincia de Cañete por el sur.