En medio del mal manejo de la huelga de docentes, hace bien el Gobierno al dejar de lado, en las hasta ahora poco fructíferas negociaciones, a los docentes extremistas y violentistas, algunos de ellos vinculados a la banda terrorista Sendero Luminoso, pues estos tienen otros intereses que no se relacionan en nada con asuntos netamente salariales y de mejora de la educación pública.

Sin embargo, esta gente no debe ser apartada solamente de las negociaciones con el Estado en el marco de esta huelga que lleva más de dos meses, sino también de las aulas y de todo contacto con los alumnos, pues con su absurda ideología, que tanto daño ha hecho al Perú, nada bueno puede estar aportando a la formación de los futuros ciudadanos peruanos.

El Ministerio del Interior ya ha identificado plenamente a un grupo de docentes vinculados a Sendero Luminoso, aparte de los casi 5 mil que con su firma se pronunciaron para que el Movadef participe como agrupación política. Cabría preguntarse qué hace esta gente en contacto directo y diario con escolares de las zonas más pobres del país. Algo tiene que hacerse con esta situación.

La huelga de docentes ha encendido las alarmas sobre la presencia de radicales en la educación, y el gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski tiene la responsabilidad de adoptar medidas a fin de impedir que el extremismo se expanda en las aulas, donde solo se deben impartir conocimientos limpios y no ideologías cargadas de odio y violencia.