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No nos gusta hablar de la vejez, menos pensar en ella. Pero entrar a la edad adulta nos debería llevar a ocuparnos de cómo viviremos nuestros últimos años. La buena (o mala) noticia es que podrían ser muchos más que antes. Nunca en la historia del mundo la gente ha muerto tan mayor. Esto no se revertirá y los países tienen que prepararse para ello, pues este hecho tiene serias implicancias.

Hoy las personas tenemos acceso a una mejor medicina; no se fuma como antes; hay comida más sana y mucha gente se cuida de lo que come; existen vacunas y la tecnología ayuda a vivir más seguros. En el Reino Unido, por ejemplo, en el año 2014 había casi 15,000 personas que vivieron más de 100 años, y los que llegan a 90 años son tres veces más que en los ochenta. En Japón, el 23% de su población hoy vive más de 65 años y para 2055 ese número subirá a casi la mitad de su población. Ello tiene que ver también con un decrecimiento de la tasa de natalidad, afectada por la facilidad que tenemos las mujeres de controlar el número de hijos que tenemos y por el ingreso masivo de las mujeres a la población laboral.

En el Perú, en 1950 el 6% de la población tenía más de 60 años. Para 2025, será casi el 20%. Hay peruanos que viven 100 años y cada vez habrá más. Por ello hay que prepararnos. Cada vez más se reconoce que la tercera edad empieza a partir de los 75, pues vivimos más.

Entonces, ¿por qué quisiéramos eliminar las pensiones, como lo viene haciendo el Congreso con sus últimas reformas? Es urgente que se legisle sobre pensiones técnicamente, y no políticamente, tomando en cuenta la demografía.