Para superar el ambiente de desconfianza y pesimismo que empeora la desaceleración económica, el Gobierno orquestó una ambiciosa estrategia para (auto)convencernos de que el Perú avanza por el camino que conduce al Primer Mundo.

Aprovechando el viaje a la cumbre de la APEC convocada por el Presidente chino, pensaron que la mejor forma de llegar a Pekín era organizar previamente una visita oficial a Moscú. Puede que desempolvaran la prematura agenda que Alexis Humala (hermano menor del Presidente) llevó a Moscú, para encuadrarla en los parámetros de la relación bilateral. En ella destaca el rubro militar, recientemente renovado gracias a la visita del Ministro de Defensa al Kremlin. Reforzada la alianza estratégica con Rusia, el Presidente llegó al gran encuentro con los principales líderes del Primer Mundo.

El mensaje de Humala se centró alrededor de su objetivo “incluir para crecer”; y después de importantes reuniones bilaterales voló al Vaticano para visitar al Papa Francisco. Le llevó un presente futbolístico, recibió su bendición y retornó a Lima. Su gran desafío era reanimar el frente interno con el lanzamiento de las medidas contracíclicas elaboradas con tanto empeño por los ministros del equipo económico, a ver si salimos del marasmo en que se encuentra nuestra economía por la paralización de la inversión privada. ¡Nada más importante!

Sin embargo, como si la política interna no fuera clave para cumplir ese objetivo, el Presidente utilizó una conferencia con la prensa extranjera para agraviar a los partidos nacionales con duras frases e insultos de grueso calibre. El blanco privilegiado fue el principal partido de oposición -golpeado, además, por otra denegatoria al humilde pedido humanitario de su líder histórico en pro de un arresto domiciliario. Con estos actos (eventualmente calculados), el Presidente aseguró el peor ambiente posible para las medidas económicas que deberán ser aprobadas por el Congreso.

El Gobierno tampoco descuidó el frente externo. El Canciller boliviano celebró unas declaraciones de su par peruano en RPP. Y el ex Presidente Mesa, Vocero de su gobierno para el litigio con Chile en La Haya, escribió en un twitter: “La declaración del Canciller peruano se debe valorar, palabra por palabra. Conclusión: Entendió el corazón jurídico de nuestra demanda”. El Canciller de Chile reaccionó agriamente, como varios políticos vecinos. Estos ácidos intercambios sorprendieron al comité de señoras encabezado por la Vice Presidenta Marisol Espinoza, que visitaba a la Presidenta Bachelet, y cumplía otras actividades de confraternización.

Esperemos que los intentos de ratificar que nuestra posición oficial es de respeto al carácter bilateral del diferendo que nuestros vecinos ventilan en La Haya, contribuyan a crear un clima propicio para la presencia del Vice Canciller peruano en Santiago, que la prensa chilena anuncia para una reunión de la Alianza del Pacífico a partir del próximo lunes.

Si la coordinación es requisito de toda buena gestión, parece necesario recordar que es más importante aún para tratar asuntos de Estado. Esa es la práctica de los países del Primer Mundo -y de muchos otros.