La cereza que ha coronado el pastel en esta macondiana doble fuga del examigo presidencial Martín Belaunde Lossio ha sido la “revelación” que hizo este personaje el martes, al afirmar al programa No culpes a la noche que no escapó de su arresto domiciliario, qué va, sino que fue secuestrado por unos sujetos, pero que luego huyó de estos arrojándose del vehículo que lo llevaba con rumbo desconocido, algo que ni Teófilo Gamarra ni Josué Gutiérrez han dado por cierto.

Pocas veces en la historia del Perú se ha conocido algo tan burdo, risible y a la vez indignante como lo señalado sin el menor rubor por Belaunde Lossio, quien antes quiso burlarse de peruanos y bolivianos al afirmar que el gobierno de Lima lo perseguía por ser un “luchador social” y casi un líder de la izquierda que incomodaba al poder, todo eso con la intención de lograr el refugio que finalmente le fue negado en el país altiplánico, que no se dejó sorprender.

Belaunde Lossio cree que con esa novela que nos ha contado no quedará tan mal ante la opinión pública y la justicia por haberse escapado de la justicia como un vil hampón. Claro, ya no es un evadido que huye de la legalidad, sino la pobre víctima de un secuestro y del accionar de sicarios contratados por el gobierno de Evo Morales. ¿Qué abogados se ha conseguido? ¿Quién lo está asesorando? ¿Por ese tipo de consejos le están sacando plata?

Y mientras eso sucede en Bolivia, el presidente Ollanta Humala califica de “delincuente” a su examigo y protegido. Qué tiempos aquellos en que pedía tratarlo bien porque tenía familia. Qué tiempos en que un exministro de Justicia y Derechos Humanos fue puesto en evidencia reuniéndose con el entonces asesor jurídico del Despacho Presidencial y con una exprocuradora, que no se prestó a la jugada, para ver qué posibilidades había de que Belaunde Lossio pasara a ser “colaborador eficaz”.

El jefe de Estado se ha lavado las manos de todo este escándalo, pero lo cierto es que el “secuestrado” y “luchador social” Belaunde Lossio se le ha escapado dos veces y hasta ahora no viene a responder ante la justicia por el caso “La Centralita” ni ante el Congreso por sus nexos con otros asuntos que salpican a la llamada “pareja presidencial”. Sin duda los peruanos merecemos más de una explicación por parte de Humala y compañía.