Si la Autoridad por la Reconstrucción con Cambios (ARC), que encabeza Pablo de la Flor, sigue trabajando al misterio sazonado con críticas, lo más bajo de la política saldrá de la boca de las autoridades y de los ciudadanos. Se requiere un nuevo enfoque a su trabajo.

Desde hace algunos días hay preguntas al aire de lo que se está haciendo para reconstruir las ciudades del norte, qué autoridades han dado o no la información sobre sus territorios, cuál es el trabajo coordinado con el gerente regional de la ARC, cuándo va a comenzar, por dónde empezarán, entre otras más que están en la cabeza de quienes han comenzado a hartarse de las dudas y no hallar certezas.

Lo que debería hacer la ARC es canalizar mejor la información para que los pobladores, el fin supremo de todo este cambio, se vayan enterando de lo que hacen sus autoridades para mejorar su calidad de vida y si el próximo año ya no tendrán los mismos inconvenientes.

Hace mal el señor Pablo de la Flor al cuestionar a las autoridades, entre gobernadores regionales y alcaldes, sobre el manejo que les darán a los recursos que recibirán de parte del gobierno, así como quienes no van tener ni un sol más porque son ineficientes para ejecutar un plan de inversiones. Eso ya lo sabemos.

En el norte andamos a la deriva, no hay un canal informativo que nutra de datos sobre las reuniones -si es que las hay- que están sosteniendo las autoridades para elaborar sus planes de trabajo; menos se conoce con detalle cómo será de aquí a tres años esta parte del país.

Es más, al no haber una verdadera rehabilitación de la infraestructura, como las vías, los pobladores comienzan a pensar que la reconstrucción no se cumplirá en el plazo establecido (3 o 4 años) y que, más bien, la ARC solo es un ente más burocrático y centralista que no aporta ni experiencia ni calidad a quienes urgen de un liderazgo. Ojalá esto cambie y empiecen por calmar los exacerbados ánimos de la gente.