No tendrán muchos, o quizás nadie, la duda de que el fútbol peruano (más correctamente llamado “fúlbol”) está desde hace tiempo “enfermito”, grave y tal vez en vísperas de desaparecer. Sus posibilidades internacionales son muy pobres o inexistentes, hasta para los más audaces “hinchas”.

Desde hace años, el fútbol está lisiado, jurídica, administrativa, económica y deportivamente, navegando sin rumbo hacia ninguna parte. Algunos piensan que podría haber sucumbido ya hace dos lustros.

De pronto, ¡oh milagro!, aparece el salvador que decide cuidar al enfermito y convertir el fúlbol en fútbol: el señor Ministro del Interior, Daniel Urresti, que siempre encuentra una rendija por la cual puede invadir todos los temas y asuntos que le regalen figuración y fotos. Don Daniel ha resuelto que todo lo relacionado con el fútbol, la Federación Peruana (FPF), los estatutos propios y los de la FIFA, las leyes nacionales y foráneas sobre deportes, ya son de su inmediata incumbencia.

Bajo este precario techo de calamina, el Ministro pretende ser el árbitro único en el “partido” que se jugará los días 18 y 19 de diciembre, como ya tiene anunciado el presidente de la FPF, señor Manuel Burga, quien resueltamente prefiere la FIFA a las proclamas de Urresti y sus espectaculares anuncios de gran transformación…, la que -según él- comenzará cuando el Perú se desafilie de la Federación Internacional del Fútbol Asociación, la del fútbol verdadero.

¿Cuánto quedará del “fúlbol” después de este partido “Urres vs. Bur”?