GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

La postura de la investidura presidencial, a cargo de Pedro Pablo Kuczynski, y los nuevos aires en la Cancillería han devuelto al Perú a un sitial importante en la esfera política latinoamericana. Acostumbrados al silencio en los últimos años -sobre todo durante el quinquenio nacionalista- frente al acontecer en esta vecindad sudamericana, el país empieza a tomar una postura oficial sin hablar a media voz.

Primero ha sido el mensaje de Kuczynski en una reciente reunión en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en cuya voz se sostuvo la postura del país frente a la crisis política-económica que vienen padeciendo los pobladores de Venezuela, algo que antes Ollanta Humala pareció ver solo con anteojos chavistas.

El respeto a la soberanía de nuestros vecinos en Sudamérica no implica la complicidad del silencio sobre un país donde de seguro más de un peruano radica. Y aunque la posición de Kuczynski no implique más que una postura nacional, sí marca una distancia política con falsas democracias que algunos de los representantes en el Congreso de la República tampoco quieren aceptar.

Una segunda posición internacional ha sido la presencia del Ejecutivo en la histórica firma de paz en Colombia entre el Estado y las FARC, una reconciliación a la vista que se cerraría el próximo domingo con un plebiscito en el que sus pobladores decidirán si están o no de acuerdo con el fin de la guerra.

Definitivamente, no podíamos haber estado ausentes cuando parte de este conflicto ocurre en nuestra frontera en el nororiente. Frente a esto, la presencia del primer dignatario del país implica el involucramiento del Perú en un tema que también le salpica desde hace más de medio siglo.

El país debe recuperar su presencia internacional y con beneplácito estamos retornando a ese camino.

TAGS RELACIONADOS