La región del eterno calor se confunde entre el polvo y el zumbido del zancudo portador del dengue. Atrás quedaron los días del desborde del río Piura, el agua hasta el pecho y el Centro Histórico ahogado. Veintisiete víctimas mortales y una epidemia que, según los expertos, se quedará hasta que cambie el clima. No es un panorama alentador, pero hay que sobrevivir.

Ayudarán las brigadas de salud que ingresan a las viviendas para fumigar y acabar con el vector transmisor del dengue, aunque sea un poco tarde. Por ahora, algunos piden la cabeza de la ministra del sector, Patricia García; pero un nuevo ejecutivo tampoco acabará con la epidemia. Piura quiere un responsable de esta tragedia.

El último reporte epidemiológico de la Dirección Regional de Salud de Piura registra 28,151 casos reportados de dengue y 5510 pacientes confirmados. ¿Por qué la cifra va incrementándose? Según Inteligencia Sanitaria, las autoridades del sector, tanto del Minsa como de EsSalud, están sincerando los números. Todo puede aumentar.

Después de esto, es justo el motivo de indignación de los pobladores de esta región, que no solo quedó indefensa ante las lluvias, sino que los nosocomios tampoco estuvieron preparados para la gran demanda de pacientes en una epidemia. ¿Nadie en su cabecita pensó que después de las lluvias llegan las enfermedades y había que equipar a los centros hospitalarios? ¡Por favor!

Sabemos que hay una crisis política con la salida de ministros y que a quien le han apuntado la placa -después de Carlos Basombrío- es a la carroza de Salud. Pero, caramba, ¿díganme si no ha hecho mérito Patricia García para ganarse una interpelación en el Congreso de la República? La respuesta está en el sinceramiento de las cifras del dengue, el mal manejo de los hospitales y la falta de preparación frente a un desastre natural.