La tendencia a solicitar terapias y más terapias a los estudiantes es creciente en muchos centros educativos, especialmente en inicial y primaria. No es malo recurrir excepcionalmente a terapias temporales cuando la situación -previa evaluación- realmente lo amerita para complementar el trabajo educativo en las aulas, pero no debe usarse de manera sistemática y permanente.

Más bien, lo que corresponde es que los centros escolares desarrollen Planes Educativos Personalizados (PEP) para favorecer una consistente formación para todos, teniendo en cuenta la diversidad. Y sin bajar las expectativas de aprendizaje para los que tienen dificultades.

Lo central de estos planes son las adecuaciones curriculares, las cuales se refieren a contenidos de aprendizaje (capacidades y conocimientos), estrategias metodológicas e instrumentos de evaluación. Desde luego, en el marco de un currículo abierto y flexible que busca el logro de los aprendizajes básicos para todos y todas. Para realizar los PEP es necesaria una evaluación inicial para establecer la base de la que se parte, docentes comprometidos y capacitados, así como padres de familia que comprendan y asuman activamente el rol que les corresponde.

Es importante dejar establecido que los PEP son válidos e indispensables también para los alumnos que muestran altas capacidades y conocimientos. Hay que desarrollar al máximo, en estos casos, el pensamiento comprensivo, analítico, sintético y creativo para ampliar, enriquecer y favorecer rendimientos de aprendizaje, en un marco de exploración, investigación, curiosidad y criticidad. También debe considerarse a los niños, niñas y adolescentes que evidencian potencialidades y desarrollos deportivos, artísticos y literarios. En nuestro país hay varios colegios que los desarrollan en el marco de una pedagogía para la diversidad.