Preocupante la información revelada ayer por Correo, en el sentido de que al menos 18 mil policías que patrullan nuestras calles para luchar contra la delincuencia, que es el principal problema que afecta a los peruanos, padecen de sobrepeso, lo que, como es lógico, les impide hacer a cabalidad su difícil trabajo, que en gran parte consiste en perseguir a escurridizos hampones y reducirlos por el bien de la ciudadanía.

Más allá del descuido personal en que incurren los agentes al excederse en su alimentación, pese a saber que el buen estado físico debería ser algo propio de su actividad profesional, acá también hay una seria responsabilidad de la Policía Nacional por el grave descuido en la salud de su gente, esa a la que manda a las calles todos los días a corretear hampones y luchar contra el delito que tiene contra las cuerdas a los peruanos.

Y ya que hablamos de la salud del personal de la Policía Nacional, habría que ver si el nuevo gobierno por fin está haciendo algo por mejorar la situación de Sanidad Policial, pues el viejo hospital de la avenida Brasil sufre serias e históricas deficiencias, mientras los agentes y sus familias tienen problemas para obtener las medicinas que nadie sabe dónde van a parar, pese a que se destinan los recursos para su adquisición.

Al saber que tenemos al menos 18 mil policías con sobrepeso, cabe preguntarse si los agentes son sometidos cada cierto tiempo a chequeos médicos, o si una vez que egresan de sus centros de formación su salud queda a su suerte. Esto último sería muy grave, pues para un policía su cuerpo es también un arma contra la delincuencia. ¿Un agente al que ni le cierra la camisa por su prominente abdomen, podrá corretear y reducir, por ejemplo, a un carterista del puente Trujillo?

La lucha contra la delincuencia tiene varios frentes. Uno de ellos tiene que ver con la Policía Nacional, cuyo personal debe de estar en óptimas condiciones físicas para hacer bien su trabajo en favor de los ciudadanos. El Ministerio del Interior debe adoptar las medidas necesarias para que los peruanos no estemos desamparados al tener como custodios a personas que quizá podrían ser muy útiles para otras actividades, pero no para enfrentar a los hampones en las calles.

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