GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Maduro cuida todos sus frentes. Todos a estas alturas vulnerables. Sabe que la acción internacional para acabarlo puede ser letal para su febril deseo de mantenerse a cualquier costo en el poder. Por eso digitando al Poder Judicial de su país está impidiendo que Henrique Capriles, el mayor opositor de Chávez y Maduro, pueda salir del país. 

Al hacerlo, traba vivazmente la estrategia de la oposición que busca una acción a todo terreno de los países de la región con enorme vocación democrática en la única idea de presionar a Maduro para que resuelva permitir la realización del referéndum revocatorio establecido como un derecho constitucional. 

Maduro controla el frente interno con sus gendarmes y matones milicianos, pero por supuesto que internacionalmente está huérfano. La OEA del secretario general Almagro lo tiene en la mira y está lista para bregar política y diplomáticamente para lograr que los países miembros adopten una posición sobre la conducta nada democrática del régimen venezolano. 

En los tiempos que vienen Maduro buscará abusivamente, una vez más, latigar a la oposición que ya entendió que para lograr su cometido tiene que accionar hacia afuera de la mano con los actores internacionales comprometidos. Capriles no debe desesperar con este impedimento de salida determinado en la víspera. Al contrario. 

Debe movilizar al máximo a sus contactos en el exterior. El Perú, esta vez, coadyuvará. La línea de la posición internacional de nuestra acción externa sobre la situación en Venezuela ya la ha decidido el propio presidente de la República. Esa sí es una diferencia sustantiva con el gobierno anterior y por eso Capriles vino a Lima semanas atrás. Maduro, con más enemigos en la región, que en realidad en el fondo no lo son, está acorralado esa es mi conclusión. Si no acepta las reglas de la democracia va a terminar muy mal.