A la luz del atentado de la víspera en Francia, convertido en indiscutible blanco de la mayor cantidad de ataques terroristas en Europa en los últimos dos años, expliquemos sus causas: 1° En Francia, la tierra de Carlomagno, célebre emperador medieval, se encuentra la mayor población musulmana en Europa (más de 6 millones en todo el país). 

Aunque al cierre de esta columna no ha sido confirmado al autor del reciente ataque en los históricos Campos Elíseos -decidida su construcción por la reina de Francia, Marie de Médicis, en 1616-, donde han muerto dos policías y el atacante, nadie puede descartar que sea otro de los cometidos por el Estado Islámico (EI), que fácilmente se camufla entre la respetable comunidad musulmana parisina; 2° París, la famosa Ciudad Luz, epicentro de la cultura por la Ilustración del siglo XVIII, viene soportando el rechazo de los grupos fundamentalistas islámicos, algunos de ellos afines y/o confundidos con el terrorismo islámico; 3° Francia no ha cesado en mostrar una cuota activa en su lucha contra el terrorismo internacional. 

Luego del ataque en el semanario Charlie Ebdó de 2015, integró la coalición internacional liderada por EE.UU., y resuelta a responder al ataque infringido, decidió bombardear las posiciones yihadistas en Alepo, Siria; 4° En general, las autoridades políticas francesas se han mostrado intolerantes con las manifestaciones del credo musulmán determinando cuestionadas normas prohibitivas respecto al derecho de uso del velo de la mujer islámica; y 5° En dos días más, Francia elegirá a su nuevo gobernante entre el favorito de la izquierda liberal, Emmanuel Macron, y la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen. Esta última no ha ocultado su desprecio por el voto de los franceses musulmanes -no superarían el 1% de la votación general- a quienes ni siquiera ha querido convencer de que voten por ella.

Pareciera, entonces, que el terrorismo extremista islámico, mirando el inminente sufragio, tiene sus preferencias estratégicas.