​PPK, cuidado con la trampa

La encuesta de Ipsos del pasado domingo trajo un dato interesante que pasó desapercibido, pero es crucial. El 47% de votantes de PPK no lo sienten su candidato, en contra de solo un 16% en el caso de Keiko Fujimori. Esto corrobora la hipótesis de que sus votantes, en realidad, no son suyos. Claro que un voto es un voto. Y vale lo mismo a la hora del conteo. Pero políticamente no es lo mismo ganar con una masa votante propia. Y puede traer enormes problemas de gobernabilidad y estabilidad a futuro a PPK.

¿La razón? Porque en el momento en que eventualmente gane la elección con los votos prestados, toda esa gente pasará a la oposición. Y por supuesto, los líderes de los partidos que se consideran abastecedores de esos votos -en especial el Frente Amplio y la gente de “Goyo” Santos, aunque en menor medida Acción Popular- exigirán el cobro del favor. Lo cual tiene más sentido si se considera que PPK ya tendría, de partida, nada menos que una oposición fujimorista que ocupe setenta y pico escaños de 130.

Entonces podría darse el caso de que quienes voten de buena guisa por PPK, porque genuinamente lo consideran mejor preparado, más experto, más maduro y hasta más “liberal”, terminen decepcionados al ver que, en lugar de tener a Mercedes Aráoz de primera ministra, se les aparece Susana Villarán. O en vez de Juan Sheput, termina Indira Huilca en la cartera de Trabajo. Eso sí, no creo que a Thorne lo suelten del MEF.

Cuidado con la trampa. Que, en política, ni hay casualidades ni hay nada gratis. Quienes de buena fe son votantes de PPK por razones bien fundadas -y hasta justificables- debieran ver el big picture de esta elección. Con la misma racionalidad que reclaman para los votantes de Keiko. Para no dejar pasar por las rendijas a quienes ya se les cerraron las puertas en la cara con el mandato de los votos. No vaya a ser que terminen de tontos útiles. Por último, PPK ya está demasiado grande para dejarse utilizar.