Las declaraciones de PPK referidas a que el Gobierno evalúa la posibilidad de liberar al expresidente Fujimori marcaron el debate de la última semana. El mismo día, el congresista Vieira presentaba un proyecto de ley que beneficiaría con detención domiciliaria a condenados mayores de 75 años de edad, cuyo efecto aplicaría a AF. Los medios de la “concentración” publicaron sendos artículos de opinión de conocidos antifujimoristas que se oponen a ambas posibilidades, contrariando el mayoritario sentir nacional expresado en todas las encuestas, que considera que -al margen de la naturaleza de las condenas impuestas- ya es hora de que se le conceda la libertad al mejor presidente que ha tenido el Perú.

Voceros del Gobierno en el Congreso señalaron que apoyarían el PL de Vieira. Por su parte, congresistas de FP reclamaron al presidente Kuczynski coherencia con sus propias declaraciones porque, si de liberación se trata, lo que corresponde es el indulto, y no un simple beneficio penitenciario. Quien conduce los destinos del país debe meditar con mucha seriedad que, cualquiera sea la promesa de campaña que enarboló en su condición de candidato en las elecciones de 2016 con respecto a la situación carcelaria de AF, tiene que pensar que la gobernabilidad del país es la que hoy se encuentra en juego. Ya pasó la hora de señalar si es culpable o no de los delitos por los que ha sido juzgado; de su decisión depende mantener o cerrar la fractura social que divide al Perú, generada por la prisión que sufre Alberto Fujimori.