GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Cuarenta minutos. Este tiempo utilizó PPK en su primer mensaje a la Nación. Los que están acostumbrados al circunloquio y la retórica fácil dicen que fue corto, pero para quienes esperan menos palabras y más acción, estuvo preciso.

Hay que ir acostumbrándonos. Kuczynski no es Alan, tampoco Toledo ni mucho menos Humala. PPK es PPK, una persona de frases a punto seguido, técnico, con poco espacio para el adorno verbal y la pachotada lingüística, de risa corta y humor punzante.

Todos los temas pasaron por su discurso inicial y aunque no faltan los reclamos por la forma tangencial en que -por ejemplo- abordó la inseguridad ciudadana, denota que ese será su estilo de gobierno: él se encargará de los tags, y el desarrollo y la explicación respectiva correrá por cuenta de su Consejo de Ministros, con Zavala a la cabeza.

Dentro de esa incursión presidencial con bisturí en la mano, yendo directo al grano, los fujimoristas jamás se gastaron un aplauso, y más bien se refugiaron en un protocolo tan formal que rayó con la malcriadez. Llegaron, se sentaron, hicieron muecas y se fueron. Todavía no aprenden que las pelonas nunca cambian y tampoco que lo cortés no quita lo valiente.

Lo cierto es que Pedro Pablo Kuczynski ya está en Palacio. Es el caballo ganador “por unos pelos, por una nariz”. Y las fuerzas políticas interesadas en que el país sea viable deben apoyar esta especie de mandato de convergencia que tendremos hasta 2021. Importan las nuevas generaciones, no las próximas elecciones.

TAGS RELACIONADOS