Desde los tiempos de Alberto Fujimori, los “naranjas” suelen atacar, defenderse o distribuir sus directivas en mancha. Un estructurado espíritu de cuerpo que en la época del fujimorato tenía como vehículo transmisor al beeper y que ahora han cambiado por el chat de nombre “mototaxi” en la app Telegram (que puso al descubierto el diario Correo al ampayar la conversación y raje de varios integrantes de Fuerza Popular, incluida su lideresa Keiko Fujimori, durante la interpelación al exministro Jaime Saavedra).

Es así que en este Congreso, con 72 representantes, sientan presencia y hay un mensaje único, que viene de “arriba”, en la mayoría de los casos para ajustar las propuestas del oficialismo, cuando no mandarlas al tacho, como ha ocurrido por ejemplo con la propuesta de que el Hospital de Neoplásicas pase a los dominios del Ministerio de Salud. Ellos han instaurado el correveidile político y hay que reconocerles los derechos.

Dicho esto y, apelando al criterio de proporcionalidad, habría que exigir a los fujimoristas que así como -en fila india, comandada por Becerril- critican y demandan hasta cárcel para los enemigos políticos que están bajo investigación, léase Alejandro Toledo y el mismo Ollanta Humala, ahora con el mismo verbo y la misma acentuación viabilicen las pesquisas que las respectivas fiscalías han aperturado, en primer término, a Hiro, Sachie y Kenji por el sorprendente aumento de capital de su empresa Limasa y, en segundo, contra la misma Keiko por lavado de activos en el marco del caso Joaquín Ramírez, ex secretario general de la agrupación.

Al clan Fujimori le toca practicar lo que tanto predica, solo así refrendarán que soplan tiempos de cambio en las huestes de FP y que, como la primera fuerza política del Parlamento, están dispuestos a desaparecer con hechos reales los estigmas de la corrupción que cargan desde la nefasta gestión Fujimori-Montesinos. Qué tal si hacen una conferencia en el Hall de los Pasos Perdidos, como tantas otras veces, y le anuncian al país que se allanan a todas las investigaciones, sin mayores alegatos, con Keiko a la cabeza. A ver si corren la idea a través de “mototaxi”.

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